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Olimpia García Aguilar
Catarina de San Juan y su biógrafo. Relaciones, amistad y edificación en la autobiografía de José del Castillo Grajeda

Estudios de Historia Novohispana, México, UNAM, IIH, v. 37, 2007, p. 51-90.

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¿Quién diría que las artes de seducción de un oratoriano del siglo XVIII facilitarían los estudios actuales acerca de una de las figuras más renombradas dentro del ámbito de las beatas novohispanas, la China Poblana? En 1750 el padre Bernardo Alatrista, la madre María Francisca de los Dolores, la doncella Micaela Josefa Calvo y el inquisidor Juan Francisco de Tagle y Bustamante, se vieron implicados en una situación bochornosa, aunque común: un caso por solicitación ante el tribunal del Santo Oficio. Una vez concluidas las averiguaciones, Bernardo volvió al Oratorio de San Felipe Neri a purgar parte de su sentencia, y María Francisca y Micaela a sus labores del convento de Santa Catalina de Siena y de su hogar, respectivamente, todos ellos en la ciudad de Puebla. La gente involucrada en el hecho volvió a su rutina, a su espacio, no así los objetos secuestrados durante las pesquisas inquisitoriales. Así fue como un manuscrito de 186 fojas pulcramente presentadas permaneció en manos del Santo Oficio y luego de ser leído y anotado por los calificadores, fue archivado y olvidado.
Publicado en EHN-Artículos,Estudios de Historia Novohispana